El Evangelio hoy, nos trae la lectura de la parábola del buen samaritano. Se nos señala y ensalza la compasión de la que hace gala el viajero samaritano que ayuda a otra persona, herida y necesitada. Sin duda el mandato de Jesús al maestro de la Ley, al que Jesús le cuenta esta parábola, es claro y preciso, “Vete y haz tú lo mismo”.

En la parábola hay otra figura importante, la cual hace casi todo el trabajo de socorro y misericordia, la persona del posadero, que se encarga de cuidar al herido, aunque a cambio de un dinero para poder sufragar el servicio.

Hoy en día, podemos considerar que las ONG’s o Instituciones análogas hacen el trabajo del posadero, es decir, reciben dinero de las Administraciones, de empresas o particulares y con ello prestan diversos servicios de ayuda a necesitados. Esto es más cierto en ONG’s históricas y de gran implantación y tamaño, pues estas donaciones que reciben se les reconoce por ley. En otras entidades , también no lucrativas pero de menor antigüedad e implementación, como la nuestra, es raro recibir donaciones, pero sin embargo en nuestro camino nos encontramos casos en que por motivos varios, (protocolos, disponibilidad, incapacidad…) los necesitados no reciben la atención que necesitan y ahí están, en nuestro camino, y tenemos que ser compasivos, no por esperar recompensa, e incluso me atrevo a decir, que sin ningún mandato que nos obligue, sino por el mero hecho de un deber de conciencia.

Esta necesidad de complementariedad o simplemente de actuación es lo que justifica nuestra existencia como Asociación, pues siempre hay heridos dejados en la cuneta y que han sido obviado por viajeros más tempraneros. Pedimos a Dios estar siempre atentos y no pasar de largo ante cualquier prójimo necesitado.

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