Como siempre los refranes y dichos populares aciertan en la diana. En todos los tiempos desde el púlpito nos han dicho que hay que compartir los bienes y velar por los mas necesitados, y desde luego esto es un buen consejo, que interpela a la conciencia de todos. Pero otra cosa es la realidad, ¿ se hace siempre esto?.

En estos días la HOAC, como otras instituciones reclaman un salario justo, un trabajo decente… y no les falta razón en sus loables revindicaciones, ¿pero realmente todos ,y al decir todos incluimos también a los predicadores, entre los cuales, tengo que decirlo, me incluyo, hacemos lo posible para que estas exigencias se cumplan?. Sinceramente creo que no, se pide dar, pero cuando nos toca el turno, de trigo poco.

No voy ni a criticar, ni a poner en duda, si algunas instituciones, con grandes posibilidades económicas lo hacen bien o no. Posiblemente sus grandes ingresos están justificados con sus grandes gastos. Pero para, pongamos por caso, una ONG, es bastante cómodo aplicar el presupuesto, dado por una subvención de un programa, a una tarea concreta. Todo está pagado por otros. Lo que realmente parece que cuesta bastante más es dar trigo del propio granero, es decir trabajar arriesgando el propio pecunio, como lo hace un empresario, al que siempre se le exige e incluso vilipendia, pero casi nunca se le ayuda. Estoy sinceramente convencido que esas instituciones siempre, siguiendo sus propias propuestas podrían hacer bastante más, con iniciaticas propias.

En el terreno personal ocurre igual. Todos nos ponemos estupendos, pero conozco a personas del servicio doméstico que no son aseguradas por sus empleadores. Quizá éstos no puedan hacerlo, pero deberían de admitirlo y prescindir de sus empleadas. En las empresas igual, si no se pueden pagar esos salarios, exigidos por ley, y dar esos empleos dignos que tanto revindicamos, hay que, siendo consecuentes, prescindir de esos trabajadores, tendríamos así que cambiar la exigencia y abogar por un trabajo para todos, pero claro para que lo procuren otros y no con nuesta aportación.

Como siempre la virtud está en el término medio, ese término que lo suele alcanzar la ley de libre mercado, oferta y demanda, y que hay que intervenir lo menos posible para evitar injusticias, pero nunca al extremo de exigir imposibles que nunca consiguen nada, si es que no empeoran la situación Como se consigue avanzar, aunque sea poco, es con el esfuerzo y sacrificio personal, será trigo el dado, pero menos o ninguno es predicar en vano para otros y no para uno mismo.

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